Empecé BattleKit para devolver a la comunidad una parte de lo que me dio. El objetivo fue sencillo, hacer más fácil organizar partidas, torneos y disfrutar del juego. El proyecto creció gracias a vosotros, no por recursos gigantes, sino por ilusión, horas y cariño. Nunca he ganado un euro con esto, al contrario: me ha costado dinero mantener los servidores y seguir mejorando la herramienta.
He intentado con el área legal de Games Workshop encontrar un punto de entendimiento, una fórmula de colaboración que reconociera el trabajo de quienes construimos comunidad en lugar de atacarlo. Ni siquiera se han dignado a responder. Ni una llamada, ni una propuesta, ni un intento de escuchar. Silencio.
Y lo más triste es que este proyecto jamás les ha perjudicado. La mejor prueba soy yo mismo: he comprado cada una de las cajas y productos que han sacado, usándolos siempre junto con BattleKit como apoyo rápido para mejorar mi técnica, registrar mis partidas y consultar facciones o dudas de reglas durante las partidas. ¿Qué pretende Games Workshop, que volvamos a buscar respuestas en libros obsoletos mientras intentan vendernos la idea de un hobby moderno?
Las amenazas legales me obligan a parar. No quiero terminar con rencor, pero sí con claridad: cuando proteger una marca pesa más que cuidar a su comunidad, algo se rompe. A quienes jugáis, organizáis y compartís, os admiro. Ojalá el hobby vuelva a poner a las personas en el centro. Me voy con pena, pero también con orgullo por lo construido. Gracias por acompañarme.